Wednesday, April 30, 2014

Juan Pablo Roncone, hermano





“Los donositos”. Roberto Bolaño llamaba así a los artistas cachorros que concurrían al taller literario que José Donoso impartía  en la ciudad de Santiago de Chile durante los años 80. Como pocos, el autor de El lugar sin límites supo disfrutar del crepúsculo de su vida: la fama lo acariciaba y era un escritor canonizado, al menos en su país.

La ráfaga de ironía del detective salvaje alguna vez le salpicó a Alberto Fuguet. Hoy Bolaño es un ícono, otro póster que cuelga en el salón de la fama. Una presencia arrolladora que ha generado muchos “bolañitos”. Pero un ícono, a  veces,  también es un modelo a no seguir. En ese lugar está Juan Pablo Roncone (Chile, 1982). Hermano ciervo, que llega a los Estados Unidos por editorial Sudaquia, es un libro de cuentos aunque podría leerse como una novela. Las ocho historias son narradas por una primera persona de una modestia tan hábil como refinada.

“Claudio acomoda la carpa enrollada y los sacos de dormir en la parte trasera de mi camioneta. El día está hermoso: sol y un suave viento marino que anuncia un buen viaje. Amparo, mi polola, sube a la camioneta y enciende la radio. ¿Traes los casetes?, le pregunta a Claudio, pero él no la oye, está muy concentrado ordenando las mochilas atrás. Es domingo, nuestra segunda semana de vacaciones fuera de Santiago, y en la plaza del pueblo casi no hay gente”, escribe en “Muerte del canguro”,  primer relato del libro que muestra cómo un incidente  –cae un avión argentino cargado de animales para el zoológico y sólo sobrevive uno– descompone una amistad en apariencia indestructible. 

En otro extremo está “Niños” donde un joven se ha enfrentado conscientemente a su destino – o a eso que desean sus padres para él: un médico con placa en la puerta de casa–, pero no puede sacarse de encima cierta tristeza. Por eso es que suele refugiarse en grupos de autoayuda. Al lado de adictos perpetuos, madres que han perdido a sus hijos, hombres suicidas, tiene el consuelo que su vida es trivial, aunque no ha conocido aún la derrota absoluta.  

Si Roncone cuenta todo con un laconismo preciso, la estructura que elige para desarrollar sus  tramas es el fragmento. Bolaño jugaba con la historia en mayúsculas, los conflictos que chocan con la política y los movimientos sociales, y de paso cargaba su ironía y erudición.  Roncone es un autor de historias mínimas, pero las exhibe como un artesano lo hace con sus piezas más preciosas. En los demás cuentos de Hermano ciervo  – pienso ahora en “La muerte de Raimundo”,  “Gansos”,  Cazador de patos” – los personajes son de clase media, solitarios sensibles que no se comprometen por ninguna causa que no sea la de ellos mismos. 

El debut de Roncone por el que recibió el Premio Municipal de Literatura 2012 de Santiago de Chile, fue bienvenido por el escritor Alberto Fuguet, quien señaló: “Hermano Ciervo es un libro extremadamente contemporáneo que capta el zeitgeist de su generación y que no necesita de lectores con doctorados sino más bien tipos que han tropezado para que se produzca la conexión”.

Esa es la idea.  

                   
                                                                                      Vera



Review Hermano ciervo  Juan Pablo Roncone (El Nuevo Herald)