Tuesday, July 12, 2016

La novela del chavismo



¿En qué momento se había jodido el Perú?”, se pregunta Santiago Zavala en Conversación en La Catedral, la novela de Mario Vargas Llosa, y no encuentra, no puede hallar respuesta. Sabe íntimamente que la solución a ese enigma toca cuestiones muy dolorosas. Si el comienzo del libro del Nobel de Literatura es memorable, sin duda, es porque esa pregunta le cabe a cualquier país de América Latina.

Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) escribió en Patria o muerte un retrato de la Venezuela en tiempos de Hugo Chávez, cuando la enfermedad del mandatario hacía metástasis en la sociedad para dividirla ciegamente. Con este trabajo, el autor, que también es guionista de televisión, poeta y cronista, ganó el Premio Tusquets Editores de Novela 2015.

Barrera Tyszka es autor de las novelas También el corazón es un descuido, La enfermedad (Premio Herralde, 2006) y Rating, como de los libros de cuentos Edición de lujo, Perros y Crímenes.


En el siglo XXI el “Patria o Muerte” que la izquierda proclamaba décadas atrás suena bastante irónico. ¿En Venezuela el título de su novela se entendió del mismo modo?

Creo que la consigna tiene para nosotros otro significado, otra dimensión. Quizás con una dimensión más paradójica. Chávez si se tomó en serio la consigna. Sí se propuso resucitar e implementar el modelo de la revolución cubana, sin matices, como si el tiempo no hubiera pasado. Como digo en la novela, Chávez trató de convertir a Venezuela en un parque temático que recreaba la izquierda de los sesenta. Fue como un niño millonario, con mucho petróleo, que de pronto decide jugar a la revolución. Puede sonar divertido, pero sus consecuencias son trágicas.

¿Qué repercusiones tuvo la novela entre los simpatizantes chavistas?

Es difícil saberlo. Para la cultura oficial, la novela no existe, nunca se ha escrito. El chavismo es muy sensible ante la figura del “Comandante eterno”. Cualquier cosa que lo humanice, que lo vuelva mortal, que lo cuestione un poco, puede ser de inmediato considerada una ofensa, una herejía.

¿Si el barril de petróleo hubiera seguido a más de cien dólares, hoy el gobierno de Maduro tendría una gran aceptación en la sociedad?

Yo creo que le estaría yendo mejor. Pero igual le pasó a Chávez. El gobierno llevaba años resolviendo su ineficiencia con dólares. El chavismo es un modelo especializado en gastar y derrochar riquezas, pero incapaz de producirlas. Y ahora estamos viviendo sus consecuencias. Es, por cierto, un típico ciclo de nuestra historia como Estado petrolero. Nuevamente. Con un barril a más de 100, cualquier populismo puede tener un éxito aparente. A Maduro le ha tocado la parte peor del asunto: debe administrar el fracaso de Chávez, sin poder echarle la culpa.

En el 2001 la Argentina pasaba una de las mayores crisis de su historia. El escritor Tomás Eloy Mártinez reflexionó sobre el tema y aseguró que el problema no era tanto económico sino moral. En el caso de Venezuela, ¿la crisis es sólo economica?

No, por supuesto que no. Es una crisis a todo nivel. Es una crisis cultural profunda. Que tiene, además, que ver con nuestra propia identidad, con los valores que tenemos como país. No sabemos si ahora todos estamos de acuerdo y entendemos de la mismas forma la libertad, la justicia, el trabajo, los derechos y deberes, el Estado, las instituciones, el ejército…Hay que construir un nuevo pensamiento común alrededor de todos esos temas. Ese también es un desafío para nuestro futuro.


Escribió junto con la periodista Cristina Marcano la biografía “Hugo Chávez sin uniforme. Una historia personal”. Después de ese trabajo, ¿cambió en algo la visión que tenía de Chávez?

Creo que nos sirvió para conocer más al personaje, desde varios puntos de vista, desde muy diversas miradas. Siempre entrevistamos a gente que lo conocía directamente, que había vivido o compartido experiencias con él. Y creo que algo que nos sorprendió fue descubrir que Chávez no era un improvisado. Todo lo contrario. Era un hombre que planificaba incluso su espontaneidad. Era muy calculador. Y también era muy persistente. Sabía pensar a largo plazo, cosa poco común en algunos sectores políticos venezolanos.

                                                                         Vera

Entrevista Alberto Barrera Tyszka El Nuevo Herald