Wednesday, December 26, 2012

Narco: la cultura del nuevo milenio





¿Cuándo empezó toda esta locura? ¿Alguna vez tendrá fin? ¿Por qué tanta violencia? ¿Acaso es México como ciertos medios de comunicación afirman “un Estado fallido”. ¿Y cuál es en verdad el papel que juega Estados Unidos en la guerra contra las drogas? Estas son algunas de las preguntas que muchos se hacen al ver diariamente las noticias que llegan de México.  Y estas son las que trata de responder El Narco, el excelente libro de no ficción del periodista británico Ioan Grillo.
 
Luego de diez años de investigación, con entrevistas realizadas en México, Colombia, Estados Unidos y Centroamérica, el autor no sólo describe el complejo negocio del narcotráfico en el nuevo milenio sino que escarba hasta el origen del problema, que empieza curiosamente en el siglo XIX cuando los obreros chinos viajaron a Sinaloa para trabajar en el ferrocarril y en las minas de carbón. Muchos de ellos, siguiendo con la costumbre de fumar opio, trajeron semillas de amapola y las sembraron en el suelo de la Sierra Madre que resultó ideal para que florecieran.   
 
Pero El Narco –como señala Grillo– no se propone seguir “la andadura de todos los capos ni cubrir todos los episodios” sino explorar los momentos clave “que han dado forma a la bestia y le han permitido fortificarse en determinadas comunidades mexicanas”.  El autor sostiene que la guerra de la droga está indisolublemente unida a la transición democrática: cuando en el 2006 el entonces presidente mexicano Felipe Calderón declaró la guerra a las bandas, la violencia se multiplicó exponencialmente. Así como la muerte de Pablo Escobar marcó el comienzo de la desaparición de los narcocárteles en Colombia. O que las medidas tomadas por la administración Reagan sobre la ciudad de Miami (principal puerto de entrada de la cocaína en los Estados Unidos allá por los años ´80) produjeron que los narcos cambiaran de ruta e hicieran el contrabando a lo largo de los 1.500 kilómetros de frontera entre Juárez y el océano Pacífico, con el consecuente fortalecimiento de Arellano Félix y el Chapo Guzmán.
 
El Narco  es uno de las mejores libros de investigación sobre el tema que han aparecido en los últimos años. La lectura de sus casi quinientas páginas ayuda a comprender mejor lo que para muchos –como los escritores Carlos Fuentes y Tomás Eloy Martínez–  excede el fenómeno policial, la crónica roja,  y se ha convertido en la cultura del nuevo milenio.
 
 
 

                                                                                                                   Vera

 

 
Review El narco, Ioan Grillo (TintaFrescaUS)

 

Friday, December 14, 2012

Mayra Santos-Febres: una cuestión de Fe


 

Es la noche del 31 de octubre y por las calles de Chicago la gente deambula disfrazada. Todos ríen y celebran consecuentes con esa postal que, de tan americana, hoy se ha ramificado por todas partes: Halloween. Sin embargo en la ciudad hay dos habitantes que están planeando otro rito, más personal, menos promiscuo de  testigos.  En un pequeño departamento del barrio ‘La Villita’ una mujer de raza negra luce el vestido que perteneció a la mítica esclava Xica Da Silva. En esa otra piel, paradójicamente, está inscripta su historia familiar. Los protagonistas de esta escena son Fe Verdejo y Martín Tirado, personajes de Fe en disfraz, la reciente novela de la escritora, periodista y catedrática boricua Mayra Santos- Febres.

En verdad, este nuevo trabajo resume las obsesiones de la autora: las metáforas del encubrimiento, el erotismo, la opresión femenina, el lenguaje privado que los amantes suelen practicar en cada encuentro. “Viajé con Mayra Santos-Febres y nunca me sentí tan arropada tanto por su literatura como por su inteligente escritura, cálida como ella misma, cálida como el mar del Caribe”, ha comentado la escritora mexicana Elena Poniatowska sobre la obra de su colega.

Novelas como Sirena Selena vestida de pena –finalista del Premio Rómulo Gallegos 2001– y Nuestra señora de la noche –finalista del Premio Primavera de Novela 2006– han hecho de Santos-Febres un nombre inevitable a la hora de hablar de los nuevos autores en la narrativa latinoamericana, algo que en un campo repleto de hombres no deja de ser feliz.

Como alguien que sabe asumir los desafíos de su oficio, la autora también ha incursionado en la gestión cultural y en la escritura para el cine. Trabajó en el guión del film Kabo y Platón, del director Edmundo Rodríguez, y actualmente coordina el Salón Literario Libroamérica en Puerto Rico, un proyecto que hace añicos los clichés culturales que rodean a la Isla del Encanto.

En los epígrafes que preceden a Fe en Disfraz, hay uno en particular. Es el del escritor alemán Goethe tomado del Fausto: “Si alguna vez me siento extasiado, seré esclavo y no preguntaré si tuyo o de otro dueño”.   

 
Pasen y vean, Mayra Santos-Febres se desnuda ante nosotros.

 

 
“Fe en Disfraz” toca varios temas recurrentes en su obra: la esclavitud, el deseo,  la memoria, el travestismo.

 –No puedo evitar volver a los mismos temas. Recientemente leí una entrevista en la que el premio Alfaguara Andrés Neuman dice que sus textos abordan los mismos temas desde diferentes ángulos. Algunos lo hacen, inclusive, desde diferentes géneros literarios, como si el tema necesitara que se lo revisitara con otros tonos, texturas, voces o sistemas de abordaje. Creo que este asunto de los temas recurrentes(o de las obsesiones literarias)  es una experiencia común para muchos escritores. Borges siempre escribía de lo mismo- el doble ( “La muerte y la brújula”- “Pierre Menard, autor del Quijote”), el laberinto en que puede convertirse el pensamiento (“Funes el memorioso”, “el Aleph”, “La muerte y la brújula”). Mis temas recurrentes son la historia y el deseo. No logro escapar de ellos. Me han atrapado.

A diferencia de sus anteriores obras, esta es breve, podría considerarse una nouvelle. Pero la intensidad de las escenas como la psicología de los personajes es detallada y eficaz. ¿Por estas características,  fue en particular ardua la elaboración de la novela? 

–Después de la experiencia de escribir Nuestra Señora de la Noche quise escribir una novela  breve. De hecho, la tenía en agenda desde que Jorge, el antiguo dueño de la librería Macondo, en la calle 14 en Nueva York, me lo sugirió. Me dijo "Mayra,  recuerda  Los cachorros,  La tregua,  Crónica de una muerte anunciada. Escribe una novela corta". Pero no encontraba cómo hacerlo. Entonces conocí a Mario Santana, que es un periodista de alto calibre en Puerto Rico y buen cuentista. Me casé con él. Tuvimos una niña. Me puse a escribir Fe en disfraz. El la iba leyendo. La novela actuó como  "Las mil y una noches", pero a la inversa. Mientras más breve describía las escenas, mientras más  las limpiaba de adjetivos y vuelos poéticos, más lograba seducir a Mario. Seducir sus ojos, su arrobamiento en el texto. Así alimenté esa otra  pasión que compartimos: la pasión por las palabras. Escribí 5 versiones de la novela, cada una más corta que la anterior.  Ni decirte que soy inmensamente feliz con mi marido.

Publicó Fe en disfraz y se estrenó el film Kabo y Platón, dirigido por Edmundo Rodríguez. El guión es de su autoría. ¿Cómo fue escribir para el cine?

 –Muy divertido. El guión de Kabo y Platón también sirvió de escuela para aprender concisión narrativa. La película hoy compite por una nominación a Mejor Película en Lengua Extranjera para los Oscares.

En Sirena Selena vestida de pena y Nuestra señora de la noche trabajó cierto aspecto de las relaciones amorosas que tiene mucho que ver con el melodrama.  De los autores del Boom, Manuel Puig fue el único que lo hizo. ¿Qué encuentra en el folletín? 

–Fíjate qué casualidad- Manuel Puig, un autor gay, encuentra en el melodrama una manera  de profundizar en las relaciones de poder que enmarcan los encuentros eróticos.  El sí ve lo que supone para una mujer (biológica o contextual) la gran aventura social e histórica que narra un melodrama. Que no es un género cursi, fácil, superficial. Los amores imposibles son una estupenda excusa para investigar hasta dónde llega el poder, cómo configura al deseo. Creo que, a fin de cuentas, siempre termino escribiendo melodramas, aunque no me lo proponga.

¿Por qué al hablar de literatura latinoamericana el lugar de Puerto Rico suele ser si no difuso, difícil de acomodar? 

–Porque somos una nación difusa. No tenemos estado. La mitad de nuestra población vive en Estados Unidos y la otra en Puerto Rico. Hablamos español y somos latinoamericanos, pero también caribeños y también latinos usa. En este mundo global, nuestra dispersión identataria (y disfunción política) comienza a ser cosa común y compartida con muchas otras poblaciones del mundo. Pero para aquellos que necesitan ver un país puro y duro, con sus mártires, sus guerras de independencia y sus siglos de colonialismos internos, Puerto Rico permanecerá siendo visto como un anatema, un lugar a medias, una disfunción. Para los más recalcitrantes, somos un país de cobardes y de arribistas que nunca tuvimos los pantalones de pelear por una independencia. Quizás tengan razón. Yo, la verdad, no le encuentro la gracia a matar o a morir por una ideología. Pelear por la justicia, por la libre determinación de los pueblos,  sí. Pero matar o morir por ello; no.  Hay muchas maneras de combatir la injusticia.

Aparte del idioma, ¿encuentra realmente diferencias entre los autores hispanos que escriben en inglés y los que lo hacen en español en los Estados Unidos?

–No. Siempre se habla del “realismo mágico” como uno de los géneros for export  de la literatura latinoamericana.

¿Pero no cree que muchos de los escritores hispanos que escriben en inglés también lo hacen a su manera? Ofrecen al lector de Estados Unidos o Europa cierto estereotipo del “latino”

–Hay que tener cuidado en distinguir entre lo que escribe un autor y las condiciones de mercado que condicionan la lectura de sus obras. Un autor o autora escribe acerca de lo que conoce. Si conoce el guetto, el barrio, la frontera; escribe desde allí. El problema surge cuando sus personajes coinciden con lo que la gente percibe como un "estereotipo latino". Ese problema se ve reforzado cuando el mercado decide que el "branding" de la literatura latina es que se utilice el "street language"  o la jerga, que hayan personajes drogadictos o criminales, mucho sexo y mucha violencia. Que no van a publicar nada que se salga de esa fórmula. ¿Y entonces, qué hace un escritor con su material literario? ¿Lo abandona para que no lo acusen de estereotipar lo latino? ¿Se propone a escribir de otra manera, para que no lo publiquen?

Es elocuente: entre los autores del boom nunca se nombra a una mujer. ¿Machismo, olvido o en verdad nunca hubo una autora a la altura de esos escritores?

 –Hubo  mujeres que escribieron durante el Boom y que fueron deliberadamente excluidas del club. Podemos recordar a Elena Garro, esposa de Octavio Paz, excelente narradora experimental. Ella también se dio a las exploraciones narrativas e incorporaciones de fluires de conciencia y de montaje en sus novelas acerca de la identidad latinoamericana. "Recuerdos del porvenir" es una excelente novela. Rosario Castellanos es otra (Balún Canán) . La gran Clarice Lispector escribió novelas interesantísimas durante el Boom . Claro que hubo escritoras a la altura del Gabo o de Carlos Fuentes y cuyas obras revolucionaron la literatura latinoamericana. Pero eran mujeres... mujeres primero. Durante el Boom, sus contrapartes masculinas no dudaron en recordarles su lugar en la cuidad letrada.

¿Puede contarnos como nació "El Salón Literario Libroamérica en Puerto Rico"?

–Nació para ayudar a la internacionalización de la literatura puertorriqueña y para insertar a Puerto Rico en los diálogos internacionales acerca de la literatura. Hemos traído a muchos escritores al país  a ofrecer charlas, talleres, a servir de jurados en certámenes literarios. Junto a la Universidad de Puerto Rico trajimos a Jorge Volpi (México), Iván Thays (Perú), Pedro Mairal (Argentina) y a Fernando Iwasaki( Sevilla). También trajimos a Santiago Gamboa (Colombia), Edmundo Paz-Soldán (Bolivia) a ofrecer unas clínicas de novela. Paz-Soldán les ofreció una charla a maestros sobre nueva literatura latinaomericana. Dicho festival fomenta la lectura y la escritura creativa. Propone a Puerto Rico como lo que es: como lugar de encuentros de diferentes culturas y como sitio para diálogos entre las culturas latinas, latinoamericanas, caribeñas, africanas y europeas. Entre los autores que han venido al Festival se encuentran Junot Díaz, Esmeralda Santiago, Willie Perdomo, Gioconda Belli, Rosa Montero, Sergio Ramírez y Luis Rafael Sánchez, entre otros. Va a ser una gran fiesta para celebrar la palabra- esa cosa porosa, difusa, disfuncional y hermosa que nos une.


                                                                                        Vera


Entrevista Mayra Santos- Febres (El Nuevo Herald)