Friday, January 11, 2013

Pablo Escobar mira la tv



El 2 de diciembre de 1993 Pablo Escobar entró en la inmortalidad. Poco antes de ese día en que la Policía Nacional de Colombia le diera tres tiros –uno en la pierna, otro en el hombro y un último y certero en la oreja–, el narcotraficante era una leyenda en su país. Aquel hombre gordito, de bigote gracioso y la mirada triste, había creado desde la ciudad de Cali una estructura de poder capaz de enfrentar al Estado; lo que el dinero de la cocaína no llegaba a sobornar, la violencia lo completaba. Para muchísimos, Escobar en vida fue el sinónimo del Mal; sólo unos pocos, acaso aquellos que ese mismo Estado les daba vuelta la cara década tras década, veneraban su figura como la de un ídolo cercano. El hombre que la revista Forbes señalaba como el séptimo más rico del mundo, y edificaba casas y estadios de fútbol en barrios humildes, había salido de allí gracias a un curioso negocio, probablemente un tanto difícil de explicar pero muy fácil de hacer.
 
A través de Escobar, el patrón del mal, el escritor y ex alcalde de Medellín Alonso Salazar investiga ese oscuro destino. En los tres años que duró el proceso del libro, el autor logró entrevistar a   familiares y amigos, habló con sicarios y jefes de cárteles, accedió a documentos privados, juntó de aquí y allá datos y los cotejó, supo separar mucho de los malentendidos que rodean al narco. Lo que ha quedado es un trabajo coral –y la vida de Escobar tiene mucho de tragedia griega–, un libro que se lee con la misma atención con la que escuchamos un secreto.
 
Puede que esta cualidad haya finalmente convencido a los productores Juana Uribe y Camilo Cano –cuyas familias padecieron el terror del narco – para adaptar el libro en la serie de televisión que actualmente se transmite en varios países del continente, incluido los Estados Unidos. En verdad, el libro de Alonso Salazar se publicó en el 2001 como La Parábola de Pablo, pero debido al éxito de la serie, este año se reeditó bajo el título Escobar, el patrón del mal, y en pocas semanas se convirtió en un best-seller.
 
“Este texto no busca revelar verdades judiciales no dichas, quiere contribuir a construir una verdad histórica”, escribe Salazar en la introducción. “Sobre todo, contar que Escobar no es un caso fortuito, sino que es producto de unas circunstancias históricas y culturales específicas de un país como Colombia, que siempre parece a medio hacer, combinadas con el gran negocio del fin de siglo: la producción y exportación de drogas ilícitas. En una de sus acepciones, parábola significa narración de la que se deduce una enseñanza o historia que deja una moraleja. La historia de Escobar interroga a la sociedad toda, a las élites de la política, la economía y las Fuerzas Armadas sobre la coherencia de nuestro Estado y nuestra suficiencia para construir una nación en la que sea posible la vida en dignidad para todos”. 
 
Sería un error confundir el libro de Salazar con otras obras que han tratado el tema del narcotráfico y también fueron adaptadas para la televisión. No deja de impresionar que en la mayoría de estos casos se hiciera una banalización del terror que se relaciona con el narcotráfico,  precisamente ese Mal –escrito siempre en mayúscula– que a más de quince años de la muerte de quien lo cultivó con codicia, se ha extendido por el mundo, y no parece tener fin.
 
 
                                                             Vera
 
 
Review Escobar, el patrón del mal, de Alonso Salazar (El Nuevo Herald)