Monday, September 10, 2012

Bolaño cercano


El lector que a menudo visite las librerías en  los Estados Unidos sabe que la sección en español lentamente ocupa más lugar y los títulos no son siempre de autoayuda, dietas milagrosas o cómo convertirse en un hispano millonario y generoso con la raza humana en tan sólo dos horas y media. En esa variedad de temas y autores hay un inevitable:  Gabriel García Márquez. El otro que se suma  al club es Roberto Bolaño.  Aunque no haya ganado el Nobel como el colombiano, desde su muerte a los cincuenta años de edad el escritor chileno se  ha convertido en  un referente de la literatura universal. Como  sucede en estos casos, las claves no rechazan la complejidad, cierto azar y la simple y concreta  prueba de que  Bolaño es un gran escritor: allí están sus libros, ahora al alcance de la mano.

Edmundo Paz Soldán  sostiene que la calidad de su obra y el personaje, una suerte de Kerouac latinoamericano, un beat a trasmano, lo convirtieron en un autor digerible para el lector estadounidense. Jorge Edwards no se ha cansado de repetir que es un escritor para escritores, confirmando que los autores del Boom no suelen practicar el hábito de la generosidad con todo lo que vino después.
 
Estrella distante como Los detectives salvajes es una novela perfecta en la obra de Roberto Bolaño –
2666  pertenece al género de los grandes libros inconclusos: en el siglo XX  En busca del tiempo perdido acaso sea el ejemplo más conocido –. Son  tan sólo 160 páginas pero ahí está todo: la grotesca pesadilla de las dictaduras latinoamericanas, la unión de literatura y vida como aventura total, el amor bajo sus escurridizas formas, el Mal.
 
 Un aprendiz de escritor en los años del gobierno socialista de Salvador Allende es quien narra la historia.  Concurre al taller  de un poeta de provincia donde conoce a las hermanas Garmendia –a las que desea en silencio – y a un extraño personaje,  Alberto Ruiz-Tagle,  aristócrata  y poco dado a la bohemia y asuntos políticos. Es finales del 72 y el tiempo empieza a oler cargado. En pocos meses la dictadura de Pinochet asume el  poder y el terror se expande por el país.  Ruiz-Tagle continúa con los poemas, esta vez patrióticos y no exentos de violencia, pero ahora los escribe desde y sobre el cielo, con la estela de humo que deja su avión. El joven se ha convertido en un piloto de las fuerzas armadas de Chile y se hace llamar Carlos Wieder. El narrador, mientras tanto, debe exiliarse. En su vagabundeo por Europa las noticias llegan  fragmentarias y oscuras:  compañeros que son ahora  presos políticos, amigos asesinados por  los militares. Y  por supuesto, como un espectro irascible, que asume todo contacto con la realidad, Wieder, una vez más bajo otro cambio de piel.     
 
Recrear una época no es fácil y, mal que pese, es el deber de todo escritor. Lo que hace fascinante Estrella distante es que  Bolaño nunca pareció olvidar este detalle y  en la tarea logró incluir sus pesadillas, el lenguaje, la mitología que es el residuo de la actualidad, hacer de borrosos personajes, hombre y mujeres que serían una nota a pie de página en la historia, la trama y sentido del arte.
 
''Lentamente, por entre las nubes, apareció el avión. Al principio era una mancha no superior al tamaño de un mosquito. Calculé que venía de una base aérea de las cercanías, que tras un periplo aéreo por la costa volvería a su base. Poco a poco, pero sin dificultad, como si planeara en el aire, se fue acercando a la ciudad, confundido entre nubes cilíndricas, que flotaban a gran altura, y las nubes con forma de aguja que eran arrastradas por el viento casi a ras de los techos. (…) Cuando pasó por encima del Centro La Peña el ruido que hizo fue como el de una lavadora estropeada. Desde donde estaba pude ver la figura del piloto y por un instante creí que levantaba la mano y nos decía adiós''.
 
Como ha señalado Rodrigo Fresán, que fue su amigo en España, país donde residió el autor chileno hasta su muerte en el 2003,  Bolaño fue el último de su generación que quiso ser un escritor latinoamericano. El adjetivo, para él, no era complejo de inferioridad.  La solución del enigma en Estrella distante no resuelve el problema. Tal vez ese planteo suspensivo termine de convertir a la novela es un objeto de seducción, una y otra vez. 
 
                                
                                                                                                    Vera



Review Estrella Distante, Roberto Bolaño (El Nuevo Herald)