Saturday, July 25, 2015

Umberto Eco: esa mentira verdadera llamada periodismo


Cierta vez, una niña argentina proclamó que aborrecía los chismes y que prefería el estudio de Marcel Proust; alguien le hizo notar que las novelas de Marcel Proust eran chismes, o sea (aclaro yo, tardíamente) noticias particulares humanas”. El comentario de Borges que usa Edgardo Cozarinsky como epígrafe de su malicioso y recomendable Museo del chisme, sirve de guía de lectura para Número cero (Lumen), el nuevo trabajo de Umberto Eco.

Séptima novela en un corpus de más de 35 libros, entre los que sobresalen ensayos y el bestseller El nombre de la rosa –llevado al cine en 1986 con Sean Connery como el franciscano Guillermo de Baskerville– el escritor italiano enclava la historia en Milán durante tres meses de 1992, cuando el empresario Simei, que tiene muchos rasgos en común con Silvio Berlusconi, decide crear un nuevo periódico de nombre Domani. Para el cargo de redactor en jefe del número cero –así se lo llama en el periodismo al ejemplar de prueba de un medio– se lo convoca a Colonna, un hombre de cincuenta años, cansado de muchas cosas pero sobre todo de sí mismo.

"Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores”, dice Colonna. “Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores".

En verdad, este periódico se crea con una sola intención: generar rumores, chismes oscuros que quedarán picando en la memoria del lector, en el inconsciente colectivo de la tribu, como herramienta insidiosa para extorsionar a los políticos. El autor italiano desnuda la operación que ejercen las empresas de comunicación –en ocasiones funcionales al poder de turno– y la manipulación informativa.

Para Eco el mundo es un rompecabezas al que siempre le faltan piezas. Allí irrumpen las teorías, que es lo mismo que decir mentiras que para silenciarlas, habrá que negociar. Y todo pacto tiene un precio. No es casual que el autor coloque la escena de la trama en 1992: año que se descubre Tangentopoli (una cadena de coimas) y se da el proceso judicial contra la corrupción política en Italia denominado el Mani Pulite (manos limpias).

En el transcurso de Número cero –de lectura rápida con sus 224 páginas– habrá previsiblemente casos de corrupción, secretos de la CIA y del Vaticano, como una curiosa investigación de que Mussolini no fue fusilado en Giulino di Mezzegra en abril de 1945 sino que logró fugarse a la Argentina, lugar preferido de nazis como Adolf Eichmann y Joseph Mengele para ocultarse de la justicia, desde donde siguió organizando complots para un futuro regreso a Italia.

Umberto Eco en su adolescencia quería estudiar periodismo. No lo hizo –sus padres lo veían como un oficio de bohemios– En cambio, se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín en 1954, con un trabajo que publicó dos años más tarde con el título de El problema estético en Santo Tomás de Aquino. Con Número cero, la deuda del pasado, queda saldada.



                                                                                        Vera
         


Review Número Cero, de Umberto Eco, El Nuevo Herald