“Cierta
vez, una niña argentina proclamó que aborrecía los chismes y que
prefería el estudio de Marcel Proust; alguien le hizo notar que las
novelas de Marcel Proust eran chismes, o sea (aclaro yo, tardíamente)
noticias particulares humanas”. El comentario de Borges que usa
Edgardo Cozarinsky como epígrafe de su malicioso y recomendable
Museo del chisme, sirve de guía de lectura para Número cero
(Lumen), el nuevo trabajo de Umberto Eco.
Séptima
novela en un corpus de más de 35 libros, entre los que sobresalen
ensayos y el bestseller El nombre de la rosa –llevado al cine en
1986 con Sean Connery como el franciscano Guillermo de Baskerville–
el escritor italiano enclava la historia en Milán durante tres meses
de 1992, cuando el empresario Simei, que tiene muchos rasgos en común
con Silvio Berlusconi, decide crear un nuevo periódico de nombre
Domani. Para el cargo de redactor en jefe del número cero –así se
lo llama en el periodismo al ejemplar de prueba de un medio– se lo
convoca a Colonna, un hombre de cincuenta años, cansado de muchas
cosas pero sobre todo de sí mismo.
"Los
perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los
ganadores”, dice Colonna. “Si quieres ganar, tienes que
concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo
en saber más: el placer de la erudición está reservado a los
perdedores".
En
verdad, este periódico se crea con una sola intención: generar
rumores, chismes oscuros que quedarán picando en la memoria del
lector, en el inconsciente colectivo de la tribu, como herramienta
insidiosa para extorsionar a los políticos. El autor italiano
desnuda la operación que ejercen las empresas de comunicación –en
ocasiones funcionales al poder de turno– y la manipulación
informativa.
Para
Eco el mundo es un rompecabezas al que siempre le faltan piezas. Allí
irrumpen las teorías, que es lo mismo que decir mentiras que para
silenciarlas, habrá que negociar. Y todo pacto tiene un precio. No
es casual que el autor coloque la escena de la trama en 1992: año
que se descubre Tangentopoli (una cadena de coimas) y se da el
proceso judicial contra la corrupción política en Italia denominado
el Mani Pulite (manos limpias).
En
el transcurso de Número cero –de lectura rápida con sus 224
páginas– habrá previsiblemente casos de corrupción, secretos de
la CIA y del Vaticano, como una curiosa investigación de que
Mussolini no fue fusilado en Giulino di Mezzegra en abril de 1945
sino que logró fugarse a la Argentina, lugar preferido de nazis como
Adolf Eichmann y Joseph Mengele para ocultarse de la justicia, desde
donde siguió organizando complots para un futuro regreso a Italia.
Umberto
Eco en su adolescencia quería estudiar periodismo. No lo hizo –sus
padres lo veían como un oficio de bohemios– En cambio, se doctoró
en Filosofía y Letras en la Universidad de Turín en 1954, con un
trabajo que publicó dos años más tarde con el título de El
problema estético en Santo Tomás de Aquino. Con Número cero, la
deuda del pasado, queda saldada.
Vera
Review Número Cero, de Umberto Eco, El Nuevo Herald