El
Premio Herralde de novela 2008 por Casi
nunca
significó para Daniel Sada (1953-2011) que su obra se diera a
conocer a un público más amplio. El galardón fue algo así como un
gesto de justicia literaria, ya que hasta ese momento el escritor
mexicano era un nombre para pocos y buenos lectores. A partir de ese
feliz incidente, Sada le dio la bienvenida a otros, igual de buenos y
exigentes, en América Latina y España. A un año de su muerte en la
Ciudad de México, víctima de una deficiencia renal, consecuencia de
la diabetes, el Fondo de Cultura Económica publica Reunión
de cuentos.
El
lector atento que también fue el escritor Roberto Bolaño señaló
uno de los rasgos de la literatura del mexicano: «Daniel Sada, sin
duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro
español, parangonable únicamente con la obra de Lezama Lima, aunque
el barroco de Lezama, como sabemos, tiene la escenografía del
trópico, que se presta bastante bien a un ejercicio barroco, y el
barroco de Sada sucede en el desierto». Cada palabra en las
historias de Sada ha sido elegida con una cálida, honda y no menos
determinante elección. El ensayista francés Philippe Ollé-Laprune,
a cargo del prólogo del libro, determina: “sus frases se leen como
quien mide versos de un poema”.
En
el cuento “Juguete de nadie” las palabras del ensayista cobran
sentido. Allí se lee: “Era cosa normal pasarse todo el día
pintándose la boca: la joven que una vez llegó muerta de frío
pidiendo sombra y mano, que apenas pudo hablar; de sus labios
carnosos salieron las palabras mientras su cuerpo altivo de virgen
solitaria temblaba y se encogía. Pero sus fingimientos no daban la
apariencia, su gesto por mentir –y en ello su ventura– era su
cruel verdad de vagabunda”.
El
realismo y lo lírico-fantástico arman las 25 historias de Reunión
de cuentos, y
a
todas
Sada
las sitúa en el fondo del Norte mexicano. Son pasajes vividos que
estimulan al aventurero sedentario que es lector. Desde sus primeros
libros el autor creó su propia mitología en este escenario. Y aquí
una aclaración: Sada no es un autor regionalista. Su prosa puede
reproducir la oralidad de una región, pero los temas escapan a
cualquier locación. En este sentido, Sada es un mexicano universal.
Muchas
veces los personajes de estos cuentos se pierden en la realidad como
en sus pesadillas, en un esfuerzo por bifurcar el camino que la
sociedad ha construido pacientemente para ellos. El recurso para
escapar es el humor. No sirve de mucho, pero es un intento digno,
bello, admirable, como la escritura del autor.
Daniel
Sada estudió periodismo en la Escuela Carlos Septién García.
También dirigió talleres de poesía y narrativa y fue becario del
Centro Mexicano de Escritores y del Instituto Nacional de Bellas
Artes (INBA). De su obra se destacan las novelas Porque
parece mentira la verdad nunca se sabe (1999,
Premio José Fuentes Mares), Ritmo
Delta
(2005, Premio de Narrativa Colima) y el libro de relatos Registro
de causantes (1992,
Premio Xavier Villaurrutia).
Vera
Review Reunión de cuentos, Daniel Sada (El Nuevo Herald)