Friday, February 8, 2013

Crónica: esa buena costumbre latinoamericana

Enrique Raab

En una reunión de esas en que el tedio se mide fatalmente por los egos de los involucrados, no hace mucho el que escribe estas líneas escuchó el siguiente dialoguito: un treintañero al que podemos decirle A, y que suele escribir en algunas revistas de América Latina e integra una antología de trabajos periodísticos, hablaba con otro, diríamos B, sobre cuánto dinero debería llevarse un agente literario. En un momento se acerca una jovencita y lo saluda a B, que a su vez le presenta a su colega: “A, periodista”, a lo que enseguida, arrastrado casi por una herejía, éste contesta: “Cronista, querrás decir”. Desde hace unos años a esta parte, no son pocos los personajes que se autodenominan “cronistas” como si fuera eso un apellido ilustre, una delicada distinción entre el escritor de ficción y el periodista raso.

Desde ya que los padres de la crónica moderna en Latinoamérica– José Martí y Sarmiento en el siglo XIX; Rodolfo Walsh, García Márquez y Carlos Monsiváis en el XX– no hacían semejante distinción, simplemente escribían –nada más, nada menos– con una mirada personal, con la reflexión y el anhelo, tal vez, de llegar a entender algo de lo sinuoso de la época que les tocó en suerte. La Antología de crónica latinoamericana actual, coordinada por Darío Jaramillo Agudelo, como se encarga de aclarar desde su título, es un testimonio de nuestro tiempo, un libro, para ser más claro, que reúne con suma atención textos relevantes en el sentido que los personajes y los hechos lo han sido en estos últimos años, y también, por los autores que han armado las piezas de esas historias.

Una de las cualidades, de su fortaleza, de los trabajos de no ficción es la elasticidad de los temas que los periodistas abordan: cultura popular, política, deporte o la crónica roja. La segunda, dicha hasta la repetición –aunque es cortés pensar que siempre hay un primer lector y merece entender de qué se habla– es confrontar los datos utilizando las herramientas de la ficción y siempre, en torno a ellos, la mirada singular del autor que siempre escribe en primer persona.

Por el trabajo de Jaramillo Agudelo hacen presencia textos como “Un fin de semana con Pablo Escobar” (Juan José Hoyos), “Lucho Gatica” (Pedro Lemebel), “¿Está el señor Monsiváis?” (Fabrizio Mejía Madrid), “Inca Kola” (Daniel Titinger y Marco Avilés), “Buscando a Pavese” (Alejandro Zambra), “Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet” (Cristóbal Peña), “¿Existió alguna vez Jorge Luis Borges?), “Bob Dylan en el Auditorio Theater” (Frank Báez) y y un largo etc, ya que son 61 las notas recopiladas. El texto de María Moreno sobre Enrique Raab es menos un homenaje que un rescate sobre uno de los periodistas más originales que trabajaron la crónica en el continente. Tal vez el nombre de Raab –que nació en Viena en 1932 y emigró con su familia a la Argentina– no es muy conocido porque sus libros están fuera de catálogo, pero más porque hay muchos autores que le deben demasiado. Uno de ellos, incluído en el libro, es Martín Caparrós.

“Era un pedagogo al paso con la misma fuerza con que era antipopulista, pero lo que escribía como plus de información no exigía un código en común con el lector: era clarísimo: las fans de Palito Ortega le evocaban a las mujeres que se desmayaban ante el piano de Franz Liszt, y el gordo Porcel, una suprarrealidad digna de André Breton. La comparación de Mirtha Legrand, en su papel protagónico de Constancia de W. Somerset Maugham con las mujeres del clan japonés de los Taira y su teatro gestual, es una ironía pero también sitúa a la diva, en brillante síntesis, como maestra en un arte “sin más sentido racional que el mero ejercicio de la grafía física”.

La Antología de crónica latinoamericana actual es un trabajo serio (perdón por la palabras) que no se queda con la novedad, es más, busca de lo mejor que se ha publicado en los últimos años en revistas conocidas y no tanto. Y también, a diferencia de otros, el autor tiene la delicadeza de no incluirse. Nunca está de más decirlo. De todas la antologías sobre crónica que se han editado en América Latina en los últimos tiempos, la de Jaramillo Agudelo es la mejor, lejos.
                                                               Vera
Review Antología de crónica latinoamericana actual, ed. Darío Jaramillo Agudelo (El Nuevo Herald)