Es la noche del 31 de octubre y por las calles
de Chicago la gente deambula disfrazada. Todos ríen y celebran consecuentes con
esa postal que, de tan americana, hoy se ha ramificado por todas partes:
Halloween. Sin embargo en la ciudad hay dos habitantes que están planeando otro
rito, más personal, menos promiscuo de
testigos. En un pequeño
departamento del barrio ‘La Villita’ una mujer de raza negra luce el vestido
que perteneció a la mítica esclava Xica Da Silva. En esa otra piel,
paradójicamente, está inscripta su historia familiar. Los protagonistas de esta
escena son Fe Verdejo y Martín Tirado, personajes de Fe en disfraz, la
reciente novela de la escritora, periodista y catedrática boricua Mayra Santos-
Febres.
En verdad, este nuevo trabajo resume las
obsesiones de la autora: las metáforas del encubrimiento, el erotismo, la
opresión femenina, el lenguaje privado que los amantes suelen practicar en cada
encuentro. “Viajé con Mayra Santos-Febres y nunca me sentí tan arropada tanto
por su literatura como por su inteligente escritura, cálida como ella misma,
cálida como el mar del Caribe”, ha comentado la escritora mexicana Elena
Poniatowska sobre la obra de su colega.
Novelas como Sirena
Selena vestida de pena –finalista del Premio Rómulo Gallegos 2001– y Nuestra señora de la noche –finalista
del Premio Primavera de Novela 2006– han hecho de Santos-Febres un nombre
inevitable a la hora de hablar de los nuevos autores en la narrativa
latinoamericana, algo que en un campo repleto de hombres no deja de ser feliz.
Como alguien que sabe asumir los desafíos de su
oficio, la autora también ha incursionado en la gestión cultural y en la
escritura para el cine. Trabajó en el guión del film Kabo y Platón, del director Edmundo
Rodríguez, y actualmente coordina el Salón Literario Libroamérica en Puerto
Rico, un proyecto que hace añicos los clichés culturales que rodean a la Isla
del Encanto.
En los epígrafes que preceden a Fe en Disfraz,
hay uno en particular. Es el del escritor alemán Goethe tomado del Fausto:
“Si alguna vez me siento extasiado, seré esclavo y no preguntaré si tuyo o de
otro dueño”.
Pasen y vean, Mayra Santos-Febres se desnuda ante
nosotros.
“Fe en Disfraz” toca varios temas recurrentes en
su obra: la esclavitud, el deseo, la
memoria, el travestismo.
–No puedo evitar volver a los mismos temas.
Recientemente leí una entrevista en la que el premio Alfaguara Andrés Neuman dice
que sus textos abordan los mismos temas desde diferentes ángulos. Algunos lo
hacen, inclusive, desde diferentes géneros literarios, como si el tema
necesitara que se lo revisitara con otros tonos, texturas, voces o sistemas de
abordaje. Creo que este asunto de los temas recurrentes(o de las obsesiones
literarias) es una experiencia común
para muchos escritores. Borges siempre escribía de lo mismo- el doble ( “La
muerte y la brújula”- “Pierre Menard, autor del Quijote”), el laberinto en que
puede convertirse el pensamiento (“Funes el memorioso”, “el Aleph”, “La muerte
y la brújula”). Mis temas recurrentes son la historia y el deseo. No logro
escapar de ellos. Me han atrapado.
A diferencia de sus anteriores obras, esta es
breve, podría considerarse una nouvelle. Pero la intensidad de las escenas como
la psicología de los personajes es detallada y eficaz. ¿Por estas
características, fue en particular ardua
la elaboración de la novela?
–Después de la experiencia de escribir Nuestra
Señora de la Noche quise escribir una novela breve. De hecho, la tenía en agenda desde que
Jorge, el antiguo dueño de la librería Macondo, en la calle 14 en Nueva York,
me lo sugirió. Me dijo "Mayra,
recuerda Los cachorros, La tregua, Crónica de una muerte anunciada.
Escribe una novela corta". Pero no encontraba cómo hacerlo. Entonces
conocí a Mario Santana, que es un periodista de alto calibre en Puerto Rico y
buen cuentista. Me casé con él. Tuvimos una niña. Me puse a escribir Fe en
disfraz. El la iba leyendo. La novela actuó como "Las mil y una noches", pero a la
inversa. Mientras más breve describía las escenas, mientras más las limpiaba de adjetivos y vuelos poéticos,
más lograba seducir a Mario. Seducir sus ojos, su arrobamiento en el texto. Así
alimenté esa otra pasión que compartimos:
la pasión por las palabras. Escribí 5 versiones de la novela, cada una más
corta que la anterior. Ni decirte que
soy inmensamente feliz con mi marido.
Publicó Fe en disfraz y se estrenó el
film Kabo y Platón, dirigido por Edmundo Rodríguez. El guión es de su
autoría. ¿Cómo fue escribir para el cine?
–Muy
divertido. El guión de Kabo y Platón también sirvió de escuela para aprender
concisión narrativa. La película hoy compite por una nominación a Mejor
Película en Lengua Extranjera para los Oscares.
En Sirena Selena vestida de pena y Nuestra
señora de la noche trabajó cierto aspecto de las relaciones amorosas que
tiene mucho que ver con el melodrama. De
los autores del Boom, Manuel Puig fue el único que lo hizo. ¿Qué encuentra en
el folletín?
–Fíjate qué casualidad- Manuel Puig, un autor
gay, encuentra en el melodrama una manera
de profundizar en las relaciones de poder que enmarcan los encuentros
eróticos. El sí ve lo que supone para
una mujer (biológica o contextual) la gran aventura social e histórica que
narra un melodrama. Que no es un género cursi, fácil, superficial. Los amores
imposibles son una estupenda excusa para investigar hasta dónde llega el poder,
cómo configura al deseo. Creo que, a fin de cuentas, siempre termino
escribiendo melodramas, aunque no me lo proponga.
¿Por qué al hablar de literatura latinoamericana
el lugar de Puerto Rico suele ser si no difuso, difícil de acomodar?
–Porque somos una nación difusa. No tenemos
estado. La mitad de nuestra población vive en Estados Unidos y la otra en
Puerto Rico. Hablamos español y somos latinoamericanos, pero también caribeños
y también latinos usa. En este mundo global, nuestra dispersión identataria (y
disfunción política) comienza a ser cosa común y compartida con muchas otras
poblaciones del mundo. Pero para aquellos que necesitan ver un país puro y
duro, con sus mártires, sus guerras de independencia y sus siglos de
colonialismos internos, Puerto Rico permanecerá siendo visto como un anatema,
un lugar a medias, una disfunción. Para los más recalcitrantes, somos un país
de cobardes y de arribistas que nunca tuvimos los pantalones de pelear por una
independencia. Quizás tengan razón. Yo, la verdad, no le encuentro la gracia a
matar o a morir por una ideología. Pelear por la justicia, por la libre
determinación de los pueblos, sí. Pero
matar o morir por ello; no. Hay muchas
maneras de combatir la injusticia.
Aparte del idioma, ¿encuentra realmente
diferencias entre los autores hispanos que escriben en inglés y los que lo
hacen en español en los Estados Unidos?
–No. Siempre se habla del “realismo mágico” como
uno de los géneros for export de la
literatura latinoamericana.
¿Pero no cree que muchos de los escritores
hispanos que escriben en inglés también lo hacen a su manera? Ofrecen al lector
de Estados Unidos o Europa cierto estereotipo del “latino”
–Hay que tener cuidado en distinguir entre lo
que escribe un autor y las condiciones de mercado que condicionan la lectura de
sus obras. Un autor o autora escribe acerca de lo que conoce. Si conoce el
guetto, el barrio, la frontera; escribe desde allí. El problema surge cuando
sus personajes coinciden con lo que la gente percibe como un "estereotipo
latino". Ese problema se ve reforzado cuando el mercado decide que el
"branding" de la literatura latina es que se utilice el "street
language" o la jerga, que hayan
personajes drogadictos o criminales, mucho sexo y mucha violencia. Que no van a
publicar nada que se salga de esa fórmula. ¿Y entonces, qué hace un escritor
con su material literario? ¿Lo abandona para que no lo acusen de estereotipar
lo latino? ¿Se propone a escribir de otra manera, para que no lo publiquen?
Es elocuente: entre los autores del boom nunca
se nombra a una mujer. ¿Machismo, olvido o en verdad nunca hubo una autora a la
altura de esos escritores?
–Hubo
mujeres que escribieron durante el Boom y que fueron deliberadamente
excluidas del club. Podemos recordar a Elena Garro, esposa de Octavio Paz,
excelente narradora experimental. Ella también se dio a las exploraciones
narrativas e incorporaciones de fluires de conciencia y de montaje en sus
novelas acerca de la identidad latinoamericana. "Recuerdos del
porvenir" es una excelente novela. Rosario Castellanos es otra (Balún
Canán) . La gran Clarice Lispector escribió novelas interesantísimas durante el
Boom . Claro que hubo escritoras a la altura del Gabo o de Carlos Fuentes y
cuyas obras revolucionaron la literatura latinoamericana. Pero eran mujeres...
mujeres primero. Durante el Boom, sus contrapartes masculinas no dudaron en
recordarles su lugar en la cuidad letrada.
¿Puede contarnos como nació "El Salón
Literario Libroamérica en Puerto Rico"?
–Nació para ayudar a la internacionalización de
la literatura puertorriqueña y para insertar a Puerto Rico en los diálogos
internacionales acerca de la literatura. Hemos traído a muchos escritores al
país a ofrecer charlas, talleres, a
servir de jurados en certámenes literarios. Junto a la Universidad de Puerto
Rico trajimos a Jorge Volpi (México), Iván Thays (Perú), Pedro Mairal
(Argentina) y a Fernando Iwasaki( Sevilla). También trajimos a Santiago Gamboa
(Colombia), Edmundo Paz-Soldán (Bolivia) a ofrecer unas clínicas de novela.
Paz-Soldán les ofreció una charla a maestros sobre nueva literatura
latinaomericana. Dicho festival fomenta la lectura y la escritura creativa.
Propone a Puerto Rico como lo que es: como lugar de encuentros de diferentes
culturas y como sitio para diálogos entre las culturas latinas,
latinoamericanas, caribeñas, africanas y europeas. Entre los autores que han
venido al Festival se encuentran Junot Díaz, Esmeralda Santiago, Willie
Perdomo, Gioconda Belli, Rosa Montero, Sergio Ramírez y Luis Rafael Sánchez,
entre otros. Va a ser una gran fiesta para celebrar la palabra- esa cosa
porosa, difusa, disfuncional y hermosa que nos une.
Vera
Entrevista Mayra Santos- Febres (El Nuevo Herald)