Friday, July 5, 2013

Miami como delirante folletín



Muy pocas ciudades del continente americano amontonan por metro cuadrado tantos actores y actrices – y otras misceláneas del entretenimiento– que la ciudad de Miami. Una de las razones, indudablemente, es la aceitada maquinaria de la industria que con sus producciones hechas en casa llega a distintas partes del mundo. Cuando hablamos de producciones, se entiende, hablamos de telenovelas. Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) situó su último libro en Miami. Lo hizo porque la ciudad le servía perfectamente para la trama de Óscar y las mujeres.

La obra cuenta la historia del guionista Óscar Coliffato. Algunas señas particulares: odiar la playa, coleccionar manías, esmerarse por ser un pésimo padre, no tener el mínimo interés por las mujeres, pero escribir las telenovelas más exitosas del mercado. Del modo más natural se lleva bien con la vida. Hasta que un día sobreviene la tragedia. Su novia lo abandona y no puede más escribir. Coliffato no lográ pasar de la página en blanco, padece un bloqueo creativo. Se da cuenta que en verdad las mujeres son importantes para su pequeña existencia.

Mucho antes de que Óscar y las mujeres se materializara en un libro de papel listo para consumir en las librerías, Alfaguara –casa editorial de Roncagliolo desde el inicio de su carrera–decidió apostar por el decimonónico folletín, ahora renovado en la inevitable era digital, y ofreció durante el mes de enero pasado cada uno de los capítulos de la obra a un precio de 0,99 euros y el ebook, ya completo, a 9,99 euros.

Santiago Roncagliolo ganó por Abril Rojo el Premio Alfaguara de Novela 2006. Por esa obra también obtuvo el Independent Prize of Foreign Fiction británico. Antes había editado Pudor (Alfaguara, 2004), que fue llevada al cine. Además ha publicado libros de periodismo como La cuarta espada (Debate, 2007) y El Amante Uruguayo (Alcala, 2012), guiones de cine y televisión, traducciones literarias y libros para niños.

Óscar y las mujeres es la primera obra de un autor en lengua española que se publica por capítulos en formato digital. ¿Qué sintió cuando la editorial le propuso este desafío?

Que ojalá se me hubiese ocurrido a mí. El lanzamiento digital fue un éxito. Y sirvió para promocionar el libro en papel. Cuando Óscar y las mujeres llegó a librerías, ya todo el mundo estaba hablando de él. Pero sobre todo, era una manera de homenajear al personaje, y a todos los escritores de historias por entregas, en papel o en pantalla, que deben ganarse al público a pulso, capítulo por capítulo.

¿Qué encontró en la ciudad de Miami para ambientar aquí su nueva novela?

Miami es un escenario perfecto para una comedia. Es una ciudad luminosa y abierta, que mezcla el espíritu grandioso de los americanos con el sabor latino. Es la verdadera capital del glamour hispano, desde Julio Iglesias hasta las telenovelas. Y por eso mismo, concentra todo lo que Óscar odia. Me divertí mucho imaginando a un personaje como él, que no sabe conducir y odia el Sol, en una ciudad como Miami.

En la publicidad de la novela hay algunos afiches que lo muestran a usted con barba, anteojos y bigotes, es decir caracterizado de Óscar Colifatto. ¿Qué tanto tiene Santiago Roncagliolo de su personaje?

No es gratuito que nos confundan. Mientras escribía la novela, yo mismo vivía lo que él. Llevaba mucho tiempo encerrado en mi carrera y mis novelas, y debía recuperar el contacto con mi esposa, mis hijos y la gente que me quiere. El gran reto de Óscar es aprender que la vida real está fuera de su cabeza.

Alguna vez trabajó como guionista de telenovelas. ¿Por qué será que aún hoy sigan teniendo éxito y no sólo en América Latina?
Porque son historias de amor. Y todos queremos enamorarnos. Todos los días. Con amores apasionados e imposibles. Las telenovelas encarnan nuestra fantasía más básica. El problema de Óscar es que sabe mucho de las fantasías amorosas, pero nada del amor verdadero. Y sin embargo, lo va intentando.

Óscar y las mujeres tiene mucho humor. Un rasgo que no es común en la literatura latinoamericana.

La literatura anglosajona se llevan mejor con el humor: ahí están los Amis, Philip Roth, Tom Sharpe o David Lodge. En cambio, a los intelectuales latinos les da vergüenza reír. Creen que es cosa de tontos. Para mí, por el contrario, es una señal de inteligencia. Cuando en una reunión conoces a un tipo pomposo y solemne, y a otro divertido, el más listo siempre es el segundo.

A propósito, algunos críticos en Perú han dicho que es una novela light. ¿Por qué cree que el texto ha motivado esa serie de críticas?

No me parece malo que sea una novela ligera. Ya era hora. A lo largo de mi carrera, mis libros me han granjeado amenazas de muerte, censuras y polémicas en la prensa de varios países. He lidiado con mafiosos del Caribe y terroristas del Perú. He escrito libros muy oscuros. Esta vez, simplemente quería divertirme. Me lo he ganado.

Se crió en el Perú y desde hace años vive en España. ¿Cómo ve la situación actual de ambos países?

Es el mundo al revés. Los peruanos están contentos y esperanzados. Los españoles, deprimidos. Me alegra lo primero, pero me entristece lo segundo. Creo que la sociedad española es mucho mejor de lo que ella misma cree: tolerante, libre, solidaria, democrática. Sólo que está de tan mal humor que no consigue verlo.


                                                                       Vera




Entrevista Santiago Roncagliolo, El Nuevo Herald