Thursday, September 7, 2017

El filo de la luna: ese metal frío en tus ojos

   Una lectura al libro de cuentos “Grand Nocturno” de Hernán Vera Álvarez (SED Ediciones)



El libro de relatos Grand Nocturno de Hernán Vera Álvarez (Suburbano Ediciones, 2015) abre con un epílogo de Mavis Gallant que tutela poética y afiladamente a cada uno de sus personajes, todos progresivamente perfilándose como estrellas en un cielo índigo oscuro. Sus protagonistas brillan desde una luz muy propia y diferenciada, y si algo tienen en común es la precariedad –y la fortaleza– que lo periférico les ofrece. Ahí van, sobre ese fondo negro, amenazados por la navaja brillante, por la luna acerada, y al mismo tiempo reflejándola.
 
Las historias están construidas sobre diálogos fílmicos, entrecortados, muy breves y realistas, plagados de silencios, por momentos crípticos. Suelen manifestar una frialdad engañosa: el drama va por dentro. Quienes conversan demuestran muy poca fe en el poder afectivo de las palabras proferidas y en la comunicación que sostienen. Se valen de ellas para dejar el tiempo pasar, para dejar el tiempo correr, sin importar la réplica de sus interlocutores, más bien esperando sea la vida quien dé las respuestas que en el fondo saben nunca les dará. La cercanía al vacío no los cohíbe, en todo caso, los invita al monólogo, o al género epistolar, que pisan por momentos como si requirieran de un respiro en medio de tanta noche.
 
En efecto, cuando la vida les da respuestas, estas son equívocas, inesperadas, y sí, desesperanzadoras: “Siempre había creído en una armonía universal, en un todo con sus mecanismos perfectos y extraños, y ahora no entendía su curso”. Sin embargo, el desamparo no es relevante, los personajes son también artífices de la existencia solitaria, son actores del malentendido: suelen decir una cosa, y muy dentro pensar otra: “Seguro, contesté mientas pensaba qué probabilidades habría que la vieja me diera un postre fiado. Tenía ganas de un postrecito de guayaba y queso”. En esta colección de historias, los placeres son también síntomas de la (in)comunicación, son actos fallidos, se procuran en tanto pulsión y aparecen sin apegos emocionales. Se diría que son irrelevantes si no fuese porque se erigen como señal de un vacío doloroso. Así, el sexo es recluido, es valor de cambio, es emocionalmente ineficaz. Tal como las palabras, no promete nada.
 
De tal manera no extraña que trátese de la conversación entre dos examantes, de la reunión entre amigos expectantes de un huracán, o de los momentos previos al suicidio o al asesinato, las situaciones evidencien cierta indiferencia. Incluso la amenaza del final, la posibilidad de sobrevivir o de sucumbir al cataclismo, dan igual. Una indiferencia ante la que el lector sutil deberá atender, pues en estas historias cada situación tiene un motivo y viene a decir algo: en un caso o en el otro, en el de la supervivencia o en el de la destrucción, todo ultimátum es iniciático. Sobre el asunto un personaje comenta: “Ese día entendí muchas lecciones y obtuve las fuerzas que nunca antes había creído poseer. Me hice hombre”.
 
Muchos de los protagonistas de estas historias están en los márgenes, y al acercarse al centro ponen en riesgo el equilibrio a tal punto que terminan siendo eliminados, de la vista, de su existencia social, o –para los efectos da igual– de la faz de la tierra. Un niño con leve retraso, hijo de la cocinera de un restaurante, según se lee: dócil y de “infinita ternura”, incomoda con su mera presencia a los clientes del local, que terminan bebiendo su cerveza apresurados y yéndose, con este gesto demostrando su incapacidad de convivir con ese otro diferente que no solo es el niño, son también su madre, el protagonista y el narrador, probablemente el escritor, y quien lee el libro. La cantante de un cabaret enamora a Juan Domingo Perón, lo salva de un atentado interponiéndose entre él y la bala, y horas más tarde, en el hospital, debe aceptar la dura realidad: tiene dos opciones, volver a su margen, desaparecer de la vida del General; o perderlo todo, su trabajo en el Happy Land, que según recuerda ahora a sus setenta u ochenta años –su interlocutor considera la edad irrelevante: otra indiferencia– le “permitía hacer lo que quisiera”. Así, su participación fugaz de la vida en el centro pone en riesgo su vida real y su libertad, es decir su sobrevivencia periférica: “Mirá Flaco que yo podría haber sido la primera presidenta en la historia de la República Argentina, la primera, ¿me oíste? Pero ya ves, no me dejaron… El General me había elegido… Ese era un verdadero hombre… Y aquí estoy nomás, ya me ves. Pero no importa, no deseo cansarte. Es historia del pasado, y si quiero acordarme, solo tengo que caminar y listo, Flaco”. Y es que muy pronto esos hilos de la desesperanza, esas otredades inquietantes brillando, anunciándose, desde lo oscuro, muestran su material resiliente.
 
En las historias de Grand Nocturno, la precariedad es siempre observada por un personaje muy fatigado para soportar la carga. Nada vale la pena o sirve realmente para curarse del dolor: “El alcohol me había cansado. Le pedía a Gal un vaso de Coca-Cola… Gal me ofreció algo para comer, para que me despertara, aunque sea por un tiempo, aunque no acepté. Como tampoco la alemana y su pareja”. Para que me despertara aunque sea por un tiempo, y esta fórmula no es casual, pues los sentidos alerta se mantienen solo brevemente, no hay corazón que aguante la crudeza de la realidad, o el peso del pasado. Esos observadores también están en el borde, sobreviven vendiéndose, venden su sangre, su semen, su cuerpo, existen en el mundo aunque su existencia es mentira: “Primero aquí, luego allá, firmar unos papeles inútiles porque mi nombre como el número del Social Security eran falsos, después meterte en una salita junto a un negro y dos white trash malolientes y esperar, esperar hasta que sea tu turno, como siempre”. En efecto, estos personajes están siempre esperando que su suerte cambie y en tanto vagan, se desplazan sin certezas. Así como la cantante del Happy Land, un prostituto espera engancharse al mejor cliente, un escritor aguarda la buena noticia editorial que no llegará (“apenas como regreso unas líneas excusándose con ese tono impersonal”) sino después del suicidio, cuando ya nada valga la pena: “Reíte otra vez, no importa, así al menos puedo servir todavía de algo y desprenderme de esos años en que por un pedazo de pan tenías que regalarte sin fe”.
 
Entonces de nuevo, a pesar de la apatía y las circunstancias desoladoras, el desenlace de cada historia puede ser enérgico, violento. La intención se recupera en los momentos más oscuros y la determinación se manifiesta de maneras inesperadas. Tal y como cada oración es perfectamente enhebrada y cierra exacta, eficiente –el corte de la navaja, el filo de la luna– se acaba con la vida del otro o con la propia, se levantan los personajes de una silla y se marchan, se pronuncia la frase eficaz y se cierra la historia. Que los personajes estén a la buena del Sin-Dios en aquel cielo tan oscuro pero estrellado, no supone que el autor de este conjunto de cuentos los haya abandonado. Por lo contrario, los enlaza a la perfección, tanto como para dar a quien lee la sensación de encontrarse ante solo bloque, una sola narración larga, una novela coral. Queda quien lee sintiendo que tras estas páginas, donde sea que ese lugar marginal quede, estos personajes se conocen, se acompañan y se dañan, se sonríen y brindan, o son tal vez todos, como lo oscuro en la noche, uno y el mismo.
 
 
Keila Vall de la Ville
 
 
review de Grand Nocturno, El Nacional, Caracas, Venezuela

Wednesday, December 7, 2016

Miami Book Fair 2016. Entrevista

Miami [Un]plugged

Cuando se llega de un país hispanoparlante a Miami lo complicado no es saber inglés, sino el conocimiento que se tenga del español. Los matices que el castellano muestra en el estado del sol parecen inauditos. Por lo menos me llevó mes y medio comprender el lenguaje de los viejos en las filas de Navarro. Juraba que hablaban alguna lengua de Europa del este hasta que uno se me aceró y me dijo sin conocerme: “aserequébolá”. Yo ya había estudiado dos años de cubano con Dainerys pero, como casi siempre sucede, la realidad se impuso a la teoría.
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Si relacionarme con el cubano resultó difícil con todo e introducción previa, los primeros acercamientos al colombiano, peruano, guatemalteco, hondureño, venezolano, argentino y al español de España fueron pruebas complicadas que la ciudad me imponía a cada momento. A los gringos los puedes despachar con frases hechas que aprendes en los cursos de inglés o en Black Mirror. En cambio con los latinos tienes que entablar conversaciones extrañísimas que pueden empezar con un simple: “Y entonces…”

La babel castellana que encontré entre el sol, las playas y los convertibles me permitió comprender la riqueza de la hispanidad y también la riqueza de esta ciudad. Si existe una capital iberoamericana en el mundo, esa es Miami. Se trata de un espacio que muestra siempre un rostro hermoso, pero cuya belleza está montada sobre rincones tan oscuros como sórdidos. La combinación entre una y otra vereda ha seducido, por décadas, tanto a turistas como a cosmopolitas, tanto a criminales como a diversos artistas, tanto a empresarios como a escritores.

Este panorama inaudito es el que Suburbano Ediciones presenta en Miami [Un]plugged, una antología de ensayos y crónicas de autores miamenses, es decir, de autores de todos los rincones de la hispanidad que han encontrado un hogar en las costas del sur de Florida. La alineación de primer nivel internacional se encuentra compuesta por Luis de la Paz, Rodolfo Pérez Valero, Anjanette Delgado, Pablo Cartaya, Raquel Abend Van Dalen, José Ignacio Valenzuela, Lourdes Vázquez, Carlos Pintado, Camilo Pino, Gastón Virkel, Carlos Gámez Pérez, Héctor Manuel Castro, Grettel Jiménez-Singer, Andrés Hernández Allende, Daniel Shoer Roth, Gabriel Goldberg, Enrique Córdoba, Jaime Cabrera González y Juan Carlos Pérez-Duthie.

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Cada uno de los involucrados narra su relación con Miami, por lo que el libro ofrece un gran abanico de temas, situaciones, experiencias, que sin duda enriquece la mirada sobre esta región, alejada de clichés ligados a la superficialidad. Los textos van desde la muerte de Bob Marley en estas mismas playas, hasta la vida del Premio Nobel Isaac Bashevis Singer que, por su desconfianza senil, llegaba todos los días en limusina a ofrecer sus clases de escritura creativa en la Universidad de Miami.

A la par, en el libro se presentan revanchas personales, robos de bicicleta, mudanzas que tienen a la serie de Miami Vice como motor primigenio. También abundan las historias criminales de Al Capone y de narcos sudamericanos que igualmente disfrutaron del encanto de la ciudad. Historias sobre la televisión hispana hecha desde estos lares, de encuentros generacionales en medio de la nostalgia y de catástrofes por venir que harán que, como buena rockstar, Miami muera joven.

Historias de migración, de flores, de música, de dolor y de muerte. Historias de viaje, de sueños, de ilusiones, de amor y encuentros con una literatura, viva y vibrante, en medio del sol, las tiendas de diseñador y los cuerpos fitness. Sí, aquí, en este lugar paradisíaco donde se supone que el arte y la literatura deben de estar excluidos porque no encajan con el maquillaje del ambiente, pero que con Miami [Un]plugged se demuestra que las letras miamenses, tan diversas como sus habitantes, son una realidad cosmopolita por naturaleza.

Hernán Vera Álvarez y Pedro Medina León son los encargados de la antología que puede adquirirse en todo el mundo por medio de la siguiente dirección: http://suburbano.net/. Vera y Medina, junto a Gastón Virkel y Andrés Pi Andreu, también son los artífices del movimiento literario en español más importante de las últimas décadas en Estados Unidos y que bajo la rúbrica de “Grupo SEd” amagan con cambiar por completo el panorama internacional de las letras en castellano. De Miami para el Mundo.
 
 
                                                                                                               
 
 
 review de Xalbador Garcia para Vientre de Cabra
 

Thursday, November 24, 2016

Landrú, el amante asesino de París



"Señor de 45 años, solo, sin familia, con 4 mil francos de renta, desea casarse con dama de edad y situación económica similares. Responder a C.T.45 Jal".
 
Durante años el aviso se repitió en las páginas del Petit Journal. Eran tiempos malos, acaso como todos, pero con un detalle que profundizaba esa llaga, los hacía más sangrientos: la Primera Guerra Mundial. Las bajas se contaban por millones: los soldados con una educación para la guerra del siglo XIX no estaban preparados para ese conflicto que había comenzado en 1914 y en el que se utilizaban por primera vez aviones y globos dirigibles, tanques, granadas y armas biológicas como el gas mostaza y el fosgeno.

Los hogares de París se volvían fríos, los atardeceres de una soledad insoportable. Quien mejor sabía del tormento que padecían las viudas de la guerra era un hombre pequeño, de suaves maneras, con una barba en forma de daga: Henri Desiré Landrú.

En un lapso de cinco años el francés logró estafar a 293 mujeres. Aquellas que más lo amaron, que su vanidad se vio recompensada por los halagos y regalos más bellos, recibieron como último premio la muerte.

Para cada nueva cita Landrú utilizaba nombres y oficios distintos. A veces era el respetado doctor Fréymet, otras el geómetra Dupont o el ingeniero naval Lucien Guillet. Lo que nunca cambiaba era la manera de matar: a sus víctimas les daba veneno y luego las descuartizaba para finalmente incinerar los restos.

La primera víctima del primer asesino en serie de la historia de Francia – mató a once mujeres– se llamó Jeanne Cuchet. Viuda, con 39 años y un hijo de 17, la mujer se enamoró del inspector de correos Raymond Diard, la identidad que Landrú eligió para la ocasión. La mujer y el adolescente desaparecieron el 4 de enero de 1915. El asesino se hizo de 5.000 francos.

Además de cálido y hábil para detectar la debilidad en el otro, Landrú era un hombre obsesivo con las cuentas. En libretas de cuero negro llevaba puntillosamente cada uno de los gastos del día como las señas de sus amantes. Bajo el título 'Affaires en reserva' anotaba: “Señora Buisson. Tiene un hijo de 19 años en Bayona. Se casó con un hotelero. Era criada para todo servicio, sin fondos. A la muerte del viejo, liquidó los muebles y se llevó consigo el dinero ahorrado en cuenta bancaria. Celos de familia. Entrevistada el 14. Escribirá".

Landrú fue perfeccionando sus citas como el lugar del crimen. Para que todo resultara menos sospechoso –el asesino tenía una esposa e hijos– alquiló una casona en Gambais, en las afueras de París.

Un hombre puede ser riguroso con su vida, lo que no logra jamás, lo inevitable, es controlar el azar. Una tarde de invierno la hermana de una de sus víctimas vio salir a Landrú de una conocida tienda de obras de arte de la Rue Rivoli. La mujer fue con la policía hasta el local donde el asesino había dejado sus datos para que le enviaran la pintura que había comprado.

El 13 de abril a las 9 de la noche Landrú fue sorprendido mientras escuchaba música con Fernande Segret, una de sus amantes. Entre las ropas la policía halló una de sus libretas negras.

En la casona de Gambais estaba el resto: cajones llenos con cartas perfumadas, recortes de diarios, libretas de contabilidad. Y también cien kilos de cenizas, 996 gramos de huesos humanos como falanges, rótulas, fragmentos de mandíbulas. Los investigadores pudieron comprobar al menos la identidad de once mujeres.  

Landrú nunca negó los robos, pero sí los asesinatos. La justicia francesa no le creyó y fue condenado a la guillotina. El 25 de febrero de 1922 la cabeza de Landrú rodó por el patio de la prisión de Versailles. Dicen que esa tarde en París algunas mujeres lloraron su muerte. 
 
 
                                                                                          Vera
 
Perfil de Landrú Suburbano.net
 
 
 

 

 


Thursday, November 10, 2016

El Salvador: la historia de una masacre


 
La historia siempre se escribe desde el presente. Jorge Galán (San Salvador, 1973) decidió investigar sobre un oscuro incidente durante los años turbulentos de la transición a la democracia en su tierra. La noche del 16 de noviembre de 1989 un grupo de hombres armados entró en las instalaciones de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y asesinó a seis jesuitas y dos mujeres a sangre fría. Por la masacre el gobierno culpó al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), pero siempre hubo sospechas sobre esa acusación.

 
En ese entonces Galán era un adolescente de 16 años que escribía poemas en secreto. El asesinato de aquellos jesuitas le hizo recordar otro que todavía estaba muy fresco: el del arzobispo Óscar Romero. La investigación de Galán –un reconocido poeta que ha ganado, entre otros, el Premio Casa de América de Poesía Americana 2016–  concluyó en Noviembre (Tusquets), un libro que recobró el interés sobre la masacre en Centroamérica a la vez que lo condenaba al exilo: el autor recibió amenazas de muerte que lo obligaron a pedir asilo político en España.
 
“Mis días aquí no son malos, o, más bien, no lo son ahora”, confiesa Jorge Galán en entrevista exclusiva para el Nuevo Herald. Por estos días, el libro, que hace muy poco se publicó en España, obtuvo el Premio Real Academia Española (RAE), y ya hay propuestas para que se lleve la historia al cine. Sin embargo, la distancia siempre es un traje incómodo para el exiliado.
 
 “También es cierto que uno nunca puede acostumbrarse a estar lejos. Mi mente está todos los días en San Salvador”, asegura. “Y no parece que ese sentimiento de pérdida disminuya, al contrario. Lo extraño todo. Antes, nunca quise marcharme de mi país. Si lo hice, fue obligado por las circunstancias. Y volveré en cuanto pueda, eso no lo dudo. No pertenezco a ningún otro lugar. Ha sido siempre así y así será, aunque esté lejos”.
 
Noviembre es una investigación cuidadosa que se mete entre los laberintos judiciales que intentaban cerrar la verdad del caso. La calidad de narrador, de poeta que sabe el peso exacto de las palabras, es indudable en este trabajo de no ficción.  
 
“La investigación dio inicio mucho antes de que supiera que quería escribir un libro”, recuerda Galán. “En el año 1991, entré como estudiante a la UCA, y conocí a mucha gente que había convivido con los jesuitas asesinados y me hablaron de ellos. La figura del sacerdote Ignacio Ellacuría continuaba presente más que la del resto. Aquella seguía siendo su universidad, y su historia, conmovedora, seguía estando en aquellos pasillos. Años más tarde, profundicé en mi investigación y entrevisté a muchísima gente. Algunas me contaron historias que utilicé en el libro, otras, algún detalle, o incluso cosas que solo utilicé como contexto, sobre todo de la vida en la clandestinidad. Así que no sé cuándo empecé a investigar, no con exactitud, pero debo decir que ninguno de mis libros me ha llevado tantos años”.
 
Hubo mucha gente que le dijo a Galán que no debía escribir el libro. Y mucha otra, que no quiso ser mencionada. Pero otros, como los sacerdotes José María Tojeira y Jon Sobrino, no tuvieron miedo y hablaron sobre aquella maldita noche. En la investigación surgió un dato revelador, la declaración del ex presidente Alfredo Cristiani que confesó que había sido el ejército el autor de las muertes de los jesuitas.
 
“Habían transcurrido veinticinco años de silencio y quizá sintió la necesidad de contar su versión de los hechos, y quizá, además, sintió que no corría peligro alguno en enfrentarse a esa parte de su pasado”, comenta sobre el por qué de la declaración del expresidente recién ahora. “Sus razones no me las dijo. Así que lo que yo puedo decir al respecto solo son meras especulaciones”.
 
Lamentablemente los asesinos del sacerdote español Ellacuría y sus compañeros están libres, con excepción del general Montano, preso en Estados Unidos, que sí puede ser extraditado a España.  Sobre la posibilidad de que los culpables tengan una condena o sean extraditados, el escritor es pesimista.
 
“El gobierno de El Salvador ha negado en dos ocasiones distintas la extradición de los militares acusados del asesinato”, informa. “No ha mostrado interés en hacer justicia ni en este ni en otros casos parecidos a este. La impunidad en mi país es alarmante. Tanto que afecta toda la sociedad y nos hemos convertido en una silueta de país, un cascarón vacío, o lleno solo de sombra”.
                                                                                  
                                                                                       Vera

 

 
Entrevista Jorge Galán El Nuevo Herald

 

Sunday, November 6, 2016

Miami (Un)plugged: una antología que busca darle luz a la literatura hispana de Miami

 
El libro reúne autores de Argentina, Colombia, Puerto Rico, Venezuela, España, entre otros, quienes "abarcan desde distintas miradas una ciudad tan compleja como lo es Miami".
 
Cada año, miles de personas llegan a Miami desde toda Latinoamérica y España. Algunos echan raíces en la llamada Capital del Sol; para otros es solo un punto de comienzo en su travesía por Estados Unidos.

Es por eso que esta ciudad se caracteriza por ser el epicentro de la cultura hispana dentro del territorio estadounidense. Aquí el idioma que predomina no es el inglés, es el español. Y la literatura hispana va tomando la importancia que merece gracias al esfuerzo de talentosos escritores locales. Los escritores Pedro Medina León y Hernán Vera Álvarez se dieron a la tarea de crear Miami (Un)plugged, una antología en la que varios escritores hispanos, a través de sus textos, "traman una red de íntimas reflexiones" sobre Miami, una ciudad donde "se mezcla el humor y la mirada lúcida, la melancolía y el dato revelador".

"Luego de publicar Viaje One Way, que es una antología de ficción sobre la ciudad, sentimos que de parte de los lectores había más ganas de saber sobre Miami y sobre autores que escriben en español en los Estados Unidos", le dijo Vera Alvarez, uno de los editores del libro, a Univision23.com.Cada año, miles de personas llegan a Miami desde toda Latinoamérica y España. Algunos echan raíces en la llamada Capital del Sol; para otros es solo un punto de comienzo en su travesía por Estados Unidos.





Es por eso que esta ciudad se caracteriza por ser el epicentro de la cultura hispana dentro del territorio estadounidense. Aquí el idioma que predomina no es el inglés, es el español. Y la literatura hispana va tomando la importancia que merece gracias al esfuerzo de talentosos escritores locales.
 
Los escritores Pedro Medina León y Hernán Vera Álvarez se dieron a la tarea de crear Miami (Un)plugged, una antología en la que varios escritores hispanos, a través de sus textos, "traman una red de íntimas reflexiones" sobre Miami, una ciudad donde "se mezcla el humor y la mirada lúcida, la melancolía y el dato revelador".
 
En el deseo de estos dos escritores por crear algo distinto, nació la idea de crónicas de no ficción y ensayos personales a través de los cuales los autores (residentes en Estados Unidos) abarcan desde distintas miradas una ciudad tan compleja como lo es Miami.
 
"La antología tiene autores que viven o han vivido en Miami. Son de América Latina, Estados Unidos y España", explicó Vera. "Esa pluralidad de voces es la que una buena antología debería tener. Y Miami (Un)plugged la tiene".
 
Para la escritora venezolana Raquel Abend Van Dalen, quien actualmente vive en Nueva York pero tiene una conexión directa con Miami, escribir la crónica que comparte en Miami (Un)plugged le brindó una nueva oportunidad de contar algunos recuerdos de esa etapa de su vida.
 
"Narrar esta crónica me dio la oportunidad de "reescribir", a través de escenas puntuales, una época complicada de mi vida. Nada es fácil cuando se migra, absolutamente todo se vuelve doloroso, por el simple hecho de que el proceso migratorio desgarra", puntualizó Abend Van Dalen.
 
"Y, para mí, Miami es una ciudad pesada, extraña, que recibe decenas de personas desgarradas al año".
 
El libro cuenta con autores de Argentina, Colombia, Perú, España, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Chile y Estados Unidos, destacó Medina, quien también es editor y director del portal Suburbano y del sello editorial Suburbano Ediciones.
 
"Lo que realmente nos interesa es dar a conocer a los escritores que hay en Miami", dijo Medina León. "Para nosotros es muy importante mostrar la literatura que se produce en Miami, porque es una literatura camaleónica, asimilada tanto en fondo (temática) como en forma (lenguaje) a esta ciudad".
 
El próximo 28 de octubre, en la librería Altamira, ubicada en el 219 de Miracle Mile en Coral Gables, se llevará a cabo una lectura con los autores que colaboraron en Miami (Un)plugged. A partir de las 8:00 pm podrán disfrutar de las historias que estos escritores hispanos tienen para contarle.
Además, tendrán otra lectura el martes, 15 de noviembre durante la Feria Internacional del Libro en Miami.
 
 
Jabneel Diaz para Univision
 

La “red pop” del Suburbano de Miami

Miami resulta ser una ciudad tan grande como para que en ella quepan las fotos gigantes de Raphael y José Luis Perales anunciando sus conciertos en pleno centro de la ciudad, para albergar la feria del libro más grande de Estados Unidos (aunque muchos se quejen de que aun así es demasiado pequeña), para comer baleadas hondureñas, sancocho colombiano y tomarse una Estrella de Galicia, y también para ser la base de operaciones de uno de los proyectos literarios independientes en español más ambiciosos del país norteamericano.
 
Hace poco más de seis años nació en Miami Suburbano. De la mano de dos emigrantes, el escritor peruano Pedro Medina León y el ingeniero argentino Eduardo Villanueva, echó a andar la revista que comenzaba a reivindicar la literatura y la cultura hispanoamericana en la ciudad. Haciendo honor a su polisémico nombre –subterráneo, suburbial, oscuro-, Suburbano empezó como un modesto blog que al poco tiempo obtuvo más repercusión de la que sus creadores esperaban. El crecimiento de Suburbano, sin embargo, no se mide sólo en término de lectores. Los editores de la revista también ensancharon la ambición de su proyecto. De abrir una ventana cultural en la ciudad de Miami, Suburbano pasó a convertirse en una revista que se leía en todo Estados Unidos y que lideraba el escaso número de este tipo de publicaciones en español en el país.
 




En Suburbano puede leerse sobre literatura, pero también sobre el Armageddon Trump, el arte de improvisar en música o el mundo después del Brexit. “Suburbano es una de las contadas publicaciones que se encarga de la literatura escrita en español creada en Estados Unidos en clave pop. Pero incluye y a la vez excede la literatura”, explican los editores, para quienes el eclecticismo es base y virtud. Los artículos salen a la luz gracias a la generosidad de autores, consagrados y noveles, que escriben desde diferentes lugares del mundo hispanohablante. El Suburbano de Miami, en tierra de todos y tierra de nadie, se postula como punto de contacto entre todas las culturas hispanohablantes, o, como dice Hernán Vera Álvarez, escritor argentino que se sumó al proyecto hace un par de años: “Suburbano ha extendido un puente, o si quieres, una red pop.”
 
Hoy, la revista no sólo va camino de cumplir sus propias expectativas, sino que las desborda. Los editores de Suburbano promueven la cultura en español en Miami en la mítica librería Books and Books, organizan eventos allá donde les dejan (son muy persuasivos) y hasta han creado hasta un festival literario, Escribe Aquí, que en 2015 consiguió congregar a escritores locales e internacionales y atrajo, según cuentan con orgullo Pedro Medina León y Hernán Vera Álvarez, a más de doscientos visitantes. La segunda edición del festival ya se está preparando y será en septiembre.
 
Quizá uno de los mayores indicadores de crecimiento del proyecto sea la creación del sello Suburbano Ediciones. La editorial busca autores que escriban en Estados Unidos “una literatura que se corra del eje habitual de la narrativa escrita en español”. Y los libros se entienden en Suburbano como un objeto donde todos sus componentes están integrados para “crear un debate de ideas y estético”. Por eso la editorial acaba de cambiar de imagen gracias al diseñador y guionista Gastón Virkel. En Suburbano quieren que sus libros puedan identificarse a primera vista y que “la tapa sea el espíritu de la historia que está dentro”.
 
Suburbano se ha abierto camino en el árido terreno de la cultura en español en Estados Unidos, pero no están solos. Además de los grandes grupos editoriales, proyectos como el de Sudaquia, La pereza, o la revistas Viceversa y Literal, por ejemplo, se suman a la escasa lista de la literatura en español en EEUU. Cada publicación desarrolla su proyecto de manera independiente, pero a veces sacan a flote proyectos conjuntos. El Premio Equis de Novela, cuyos receptores han sido Nicolás Méndez en 2014 y Flor Canosa en 2015, fue creado al alimón por Specimens-Mag, Editorial El Cuervo y Suburbano Ediciones.
 
Por si todo eso fuera poco, el equipo de Suburbano también está a cargo de Books Marketplace, un portal que actúa como distribuidora en EEUU de ebooks en español de distintas editoriales estadounidenses y extranjeras. La idea del Marketplace surgió para subsanar uno de los principales obstáculos para la difusión de la literatura en español en Miami/EEUU que identifican en Suburbano: los canales de distribución. “La idea del Marketplace es contribuir a que la literatura de escritores hispanos en Norteamérica circule por todo el mundo, introduciendo también en los EE.UU. obras de autores españoles y latinoamericanos que muy difícilmente cruzarían las fronteras”, confiesan los editores.
 
En Estados Unidos hay más de cuarenta millones de hispanohablantes, pero para Vera, nuestro idioma está aún visto como un “idioma de cocinas”. Eso, a pesar de que las webs de las universidades y del gobierno pueden a menudo configurarse en español, dato que hace patente que el español puede luchar por reivindicar su puesto como lengua de cultura en el país. La tradición literaria de Miami en términos hispanos no es inexistente, como recuerda Hernán Vera: “Si hablamos de referencia sobre la literatura escrita en español, la primera es la diáspora cubana. Hubo y hay muy buenos escritores. Luego vienen los autores del resto de América Latina, como el argentino Mario Diament o el peruano Jaime Bayly. Hubo otros que vivieron muchos años y luego se fueron, como el colombiano Tomás González.” El problema, para el autor de Grand Nocturno, es que la mayor parte de los inmigrantes de Miami no eran de por sí lectores y las nuevas generaciones suelen acercarse a los libros en su idioma dominante, el inglés.
 
El proyecto de Suburbano contribuye a abrir espacios para que la realidad de la literatura en español cambie en español, pero también a dar una imagen más compleja de Miami, que muchas veces sólo muestra su cara más “sosa y superficial”. Aunque todo ese esnobismo que ha hecho famoso a Miami en el mundo sin duda existe, en Suburbano no se resignan a aceptar que la silicona eclipse las otras facetas de Miami y muchos menos que  la frivolidad asfixie sus posibilidades de mejora. La literatura que se escribe en Miami, dicen los editores, “es una de las más genuinas que se está escribiendo en el país”. Y no sólo eso, sino que consideran que en esa literatura se está creando “algo propio, autóctono, muy valioso”, que sintetiza dos culturas y no recurre al chovinismo nacional. Sea como sea, el proyecto es una osadía y merece la pena acompañar a los valientes en el viaje, aunque sea bajo tierra.


Entrevista de Alba Lara Granero, Culturamas, España